No entiendo por qué la humanidad espera momentos difíciles para optar por el verdadero camino de la felicidad...
A pesar de ser atemorizante la pandemia que viene afectando de manera drástica la humanidad, hay otros factores que han hecho aumentar el riesgo y sus efectos, a tal punto que llegamos al extremo de “acuartelarnos” en nuestros hogares para evitar una proliferación de un virus que nos hace reflexionar de lo mal que hemos estado viviendo en los últimos siglos del “desarrollo”.
Si bien es cierto, que el desarrollo no ha permito enfrentar situaciones adversas a la vida, no es menos cierto que ese deseo insaciable de acaparamiento también nos ha convertido en voraces consumidores, y muchas veces de suntuosidades innecesarias; es increíble, cómo hemos degradado la humanidad, la naturaleza y las sanas costumbres ( en tratándose de las buenas prácticas y tradiciones más no de lo moral), a tal punto que estamos -ad portas- de una extinción de nuestro bien más preciado que es el agua, lo cual pone en jaque nuestra seguridad alimentaria.
¿Y si cambiamos esos hábitos “modernos” por compartir más en familia, para hacer ese paseo en el rio, caminar y disfrutar de la biodiversidad que acapara nuestras montañas y escuchar el cantar de las aves que al igual que la biodiversidad muy pronto desaparecerán? Posiblemente estaríamos apartándonos de ese innecesario mundo de hipocresías y consumismo extravagante; pero de lo que si estoy seguro es que seriamos mucho más felices y no por lo que tuviéramos sino por lo que pudiéramos experimentar, en estos momentos de crisis en donde evidentemente sabemos que somos una especie vulnerable y perecedera, por lo anterior intentamos sentirnos unidos, no obstante, no entiendo por qué la humanidad espera momentos difíciles para optar por el verdadero camino de la felicidad, esto también lo pudiéramos hacer por los rondas del regocijo y así tener prelación por lo que verdaderamente importa para nosotros.
Desafortunadamente esa condición equivoca y desenfrenada de decidía es la que permite reflexionar selectivamente, tal y como por ejemplo lo hacen aquellos ciudadanos que sin impórtales la humanidad, incumplen los protocolos de bioseguridad para evitar que se extienda el contagio, o peor aún, eso cafres que fueron a agredir un par de personas supuestamente enfermas en Neiva; ¿Estarían pensado como lo hacían las personas en la Edad Media? Recuerden que en un momento mataron gatos para prevenir la peste, pero se incrementó porque los ratones aumentaron y eran quienes la portaban. Evidentemente esas conductas nos hacen peor que cualquier virus, por eso somos el primer peligro de la humanidad.
Adenda: ¿Para cuándo el señor Presidente liderará la baja de interés bancario y frenará la subida del dólar? ¿Cómo harán esas personas que viven del rebusque para no salir a la calle y no morir en casa?
