Pero, ¿Quién fue Marco Fidel Suárez? (I)

Marco Fidel Suárez

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Por Delimiro Moreno, miembro emérito de la Academia Huilense de Historia. “La historia necesita la distancia, no sólo de las pasiones, las emociones, las ideologías y los miedos de nuestras guerras de religión, sino de las tentaciones todavía más peligrosas de la “identidad”. Eric Hobsbawm. “Años interesantes. Una vida en el siglo XX”. Ed. Crítica, Barcelona, 2003, p. 376.

Marco Fidel SuárezDon Marco Fidel Suárez (Hatoviejo, hoy Bello, 23 de abril de 1855- Bogotá, 3 de abril de 1927) el polémico político, presidente de Colombia de 1918 a 1921; internacionalista, canciller en varias oportunidades, creador de la doctrina de la Armonía Bolivariana y del “Respice Polum”, y gramático, fue, además, uno de los periodistas políticos (“publicistas” se decía entonces) más prolíficos de la historia nacional. Su obra máxima, los “Sueños de Luciano Pulgar”, es una recopilación, en 12 tomos, de los 173 artículos publicados en el diario bogotano ‘El Nuevo Tiempo” entre el 16 de octubre de 1922 y el 9 de marzo de 1927, pocos días antes de su muerte, el 3 de abril siguiente.

Este ensayo, que publicaremos aquí en varios capítulos, es un breve análisis de la vida y obra de Suárez, después de haber leído sus "Sueños de Luciano Pulgar" en la edición del Ministerio de Educación Nacional, Ediciones de la revista “Bolívar”, en la colección Biblioteca de Autores Colombianos de la Librería Voluntad, impreso en la Editorial ABC, Bogotá, en 1954.

EL SOÑADOR

El señor Suárez nace en 1855, en Hatoviejo, una aldea atrasada de Antioquia, una de las más atrasadas regiones de la Colombia de entonces, a su vez, en el contexto mundial, una nación periférica, lejos de los centros mundiales de la economía y la política.

El país ya estaba enrumbado por los principios del liberalismo económico e ideológico, dentro de la hegemonía mundial del imperio inglés del libre comercio. En 1848, apenas siete años antes del nacimiento del señor Suárez, se había producido en Francia la caída del rey Luis Felipe, que dio origen a la segunda república francesa, dirigida por Lamartine y Louis Blanc.

Esa revolución causó tal impacto en la vida política, social y económica de Colombia, que fue la base de lo que se ha llamado “la revolución del medio siglo XIX”, es decir, la llegada de una nueva generación rebelde al gobierno que hasta ese momento estaba en manos de los próceres militares que nos dieron la Independencia.

La llegada al poder de civiles del recientemente fundado partido liberal que ocurre en 1849, es fundamental para comprender la historia de Colombia.

Empieza entonces la precaria inserción política -aunque no tanto económica ni social- de Colombia en el mundo moderno, dominado por la hegemonía del imperio inglés del libre comercio. Se fundan los partidos liberal y conservador; se produce la libertad de los esclavos, la abolición de las trabas coloniales a la industria y el comercio, garantizadas las libertades de comercio, de empresa, de prensa, que sentaron las bases del federalismo, adaptado al imperio mundial del libre comercio, dirigido por Inglaterra, al que nos habíamos unido, al derrotar entre nosotros al imperio colonial español con nuestra guerra de independencia, apoyada naturalmente por los ingleses en su lucha –triunfante- contra ese imperio.

En 1863, cuando el señor Suárez apenas tenía ocho años, se reúne la Convención de Rionegro, que termina la revolución de independencia y da a Colombia una constitución federal, en donde cada región tiene el derecho de manejar autónomamente su propio destino y diseñar su futuro. En ese preciso momento se desarrolla la infancia y la juventud del señor Suárez. Hay que entender eso: el señor Suárez, cuando Colombia se enrumba por el progreso liberal, nace en la región más conservadora política y religiosamente, y más atrasada económicamente del país: Antioquia, que saldrá precariamente de ese atraso y esa condición por obra y gracia de Pedro Justo Berrío, quien en diez años de gobierno, conservador políticamente, por otra parte, pero federal, y sobre todo liberal económicamente, sentó las bases del desarrollo antioqueño y logró poner a la región a la cabeza del país.

Pero en el momento en el que el señor Suárez nace, en la aldeíta que era Hatoviejo, Antioquia era la región de todas las colombianas la más atrasada, dominada intelectual y socialmente por el clero, aunque curiosamente no económicamente (el clero antioqueño no tenía las grandes propiedades que ostentaba en el resto del país y de Latinoamérica), y con una estructura económica campesina retardataria, la tierra en manos de un puñado de terratenientes (uno de ellos su padre), que por reacción produjo la colonización antioqueña. El niño Suárez recibe desde muy temprano el apoyo y la influencia del clero local y eso explica no solo su ideología política, sino su salto de niño aldeano y pobre a funcionario de la administración pública en Bogotá, en el momento, 1886, en que la contrarrevolución conservadora, conocida como la Regeneración, dirigida por Núñez y Caro, y apoyada por el joven Suárez, derriba el régimen liberal radical federal, en el poder desde 1860.

Suárez recibe en su niñez el apoyo de los sacerdotes Joaquín Tobón, párroco de su pueblo, Joaquín Bustamante y Baltasar Vélez Velásquez, y del obispo José Joaquín Isaza, quienes no solo lo guían en la educación de sus primeros años, sino que le dan recomendaciones para que ingrese en Bogotá en el colegio del Espíritu Santo, dirigido por los líderes conservadores Carlos Martínez Silva y Sergio Arboleda. Allí Suárez completa su formación ideológica iniciada en el Seminario de Medellín y empieza a figurar, a los 26 años, en la élite intelectual bogotana, al ganar el concurso abierto por la Academia Colombiana de la Lengua sobre don Andrés Bello, con motivo del centenario de su nacimiento.

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