Pero, ¿quién fue Marco Fidel Suárez? (II)

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“Durante esos años, de 1900 a 1921, Suárez es no solamente Canciller y Presidente de la República, sino que durante ese periodo, adelanta una intensa labor de educación del país, que hasta ese momento todavía sentía la herida de la separación de Panamá”.

Por DELIMIRO MORENO CALDERÓN

Podemos ver en la vida de Suárez, cuatro etapas de su desarrollo:

La primera, entre la fecha de su nacimiento (1855) y el premio que recibe de la Academia Colombiana de la Lengua (1881) por su ensayo sobre la gramática de Don Andrés Bello. Es el periodo de formación, fundamental para su vida y para comprender por qué en medio de una política nacional, liberal, en buena parte anticlerical, el señor Suárez, formado en un seminario, se convierte naturalmente en el adalid de las ideas y prácticas católicas.

La segunda etapa de su vida transcurre entre ese momento, 1881, y el año de 1900, cuando se desarrolla su actividad administrativa y política en el régimen de la Regeneración, que prácticamente termina con el golpe de Estado que Marroquín da contra Sanclemente, el 31 de julio de ese año, contra el cual protestará Suárez en documento escrito en el libro de posesiones del Ministerio de Instrucción Pública, que ocupaba, porque la falta de libertad de prensa, fruto de su régimen, le impedía que ese documento fuera público. En este segundo período de su vida se convierte en funcionario público de la Regeneración, en jefe político del conservatismo y en notable periodista.

El tercer período de la vida de Suárez se desarrolla entre los años 1900 y 1921, cuando renuncia a la Presidencia de la República, acosado por la oposición. Es la época más productiva del señor Suárez como dirigente político; ocupa casi todos los ministerios, pero fundamentalmente la Cancillería, porque hay que anotar, que la más grande importancia política del señor Suárez es su labor como internacionalista, como diplomático, como creador de la doctrina bolivariana y del “respice polum” (mirar al norte), que durante mucho tiempo, aún hoy, guió las relaciones exteriores de Colombia.

Durante esos años, de 1900 a 1921, Suárez es no solamente Canciller y Presidente de la República, sino que durante ese periodo, adelanta una intensa labor de educación del país, que hasta ese momento todavía sentía la herida de la separación de Panamá.

Colombia estaba aislada del mundo exterior. La separación de Panamá convirtió al país en una ínsula que realmente no tenía casi relaciones con el resto del mundo. Terminada la hegemonía mundial del imperio inglés del libre comercio, con el que estábamos sintonizados por la política liberal y económica federal, y a pesar de nuestra fatal inscripción en el nuevo modelo hegemónico mundial liderado por los Estados Unidos, estábamos aislados de él por nuestro conflicto por Panamá. Si tenemos en cuenta lo pobre que era Colombia, una nación sin desarrollo económico moderno alguno, sin acceso a los capitales internacionales, sin contacto prácticamente con el comercio mundial, podremos comprender su aislamiento, su carácter de país, seudopaís, en la periferia del poder mundial. Suárez se dedicó a tratar de sacar de esa situación a Colombia, y por eso, adelantó tres tareas fundamentales:

La primera: normalizar las relaciones de Colombia con la mayor potencia del mundo, Estados Unidos, por medio del tratado Urrutia-Thomson.

La segunda: modernizar el aparato administrativo del país, que prácticamente estaba desmantelado desde la guerra de los Mil Días.

Y la tercera, trabajar fuertemente por la introducción a Colombia de capitales extranjeros, pero reglamentando seriamente su actividad en el país con medidas progresistas de defensa de la soberanía económica y de los recursos naturales. Era la única posibilidad de desarrollo, dentro de las nuevas condiciones mundiales impuestas por el imperio norteamericano, sucesor del inglés; y en momentos en que surgía (gracias a la inversión en empresas sobre todo textiles de las exportaciones mineras y del café) una tímida industria nacional y lógicamente un débil proletariado, que no obstante desde su mismo nacimiento empieza su organización sindical y su presencia política con el partido Socialista Revolucionario bajo el liderazgo de Ignacio Torres Giraldo, Tomás Márquez y María Cano.

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