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Chile salió a votar contundentemente.

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Chile se encuentra decidida en sepultar a Pinochet, más aún, decidida a sepultar su herencia neoliberal y de memoria borrada.

La nación austral vive décadas de un malestar social que alcanzó su clímax a partir de octubre de 2019 cuando un hecho aparentemente menor, el aumento de 800 a 830 pesos en el boleto del metro de Santiago, encendió la flama que abrazó a todo el país. Pronto el mundo entero comprendió las verdaderas causas detrás de las protestas ciudadanas: la profunda desigualdad social entre sus habitantes y la permanencia de un modelo por y para la Dictadura que otrora gobernara.

El último acontecimiento en medio de este proceso histórico, fue el referendo para crear una nueva Carta Constitucional. Con victoria abrumadora, 78,3%, contra el 21,7%, los chilenos votaron por el cambio de modelo económico y de Estado. Se trata del golpe más contundente dado por las ciudadanías de ese país contra el destino político que les impusiera la élite local y los E.E.U.U. hace 47 años a través del golpe militar contra el gobierno electo de Allende.

Los jóvenes fueron determinantes en la decisión de cambio. Según el diario El País, el 57,9% de los votantes no había nacido o no tenía edad de votar en el referéndum de 1988 (en el cual se decidió la continuidad de Pinochet). Contra los mandatos de los poderes del mundo, la determinación del pueblo chileno se impuso.

 

Según el diario El País, el 57,9% de los votantes no había nacido o no tenía edad de votar en el referéndum de 1988 (en el cual se decidió la continuidad de Pinochet).

 

 

Todo lo anterior no tendría mayor importancia para nosotros en Colombia, y para los habitantes de otras latitudes, sino fuera porque históricamente lo que ocurre en Chile nos afecta, y a toda latinoamericana. Por ejemplo, en el periodo del auge de las ideas de izquierda en la segunda mitad del siglo pasado, la vía democrática para acceder al poder fue descartada por muchos movimientos de la región en gracia de lo acontecido en Chile en 1973; el famoso modelo chileno, de economía neoliberal, fue imitado en todos los países de la región.

Esperemos que lo que decidieron los chilenos en las urnas el pasado 25 de octubre de 2020 y el nacimiento de una nueva Constitución que impacte la vida real de sus habitantes, sea el prefacio para el cambio en países con problemas tan acuciosos como los de Colombia, perennemente bañada en sangre. 

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