El TND afecta a entre un 3 y un 8% de los niños, afectando de manera negativa su entorno familiar, académico y social.
El niño con Trastorno Negativista Desafiante, es “difícil”, se enfada fácilmente y enfada a los adultos con los que convive, a los que consigue con cierta facilidad “sacar de sus casillas”. Es frecuente que en esta situación relacional se genere un círculo vicioso que provoca un gran sufrimiento a todos los implicados en él y que puede tener consecuencias muy negativas tanto en la esfera familiar como en la académica y social.
Generalmente comienza en la edad pre-escolar y suele continuar durante la edad escolar, aunque con tratamiento, hasta el 70% dejan de cumplir criterios diagnósticos durante el seguimiento. La mayoría de los pacientes tienen buen pronóstico.
El TND tiene causas múltiples y se estima que puede originarse a partir de la combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Es habitual encontrarlo en niños con un temperamento difícil o con TDAH, con dificultades para aprender a desarrollar habilidades autónomas. Otros autores refieren que los rasgos negativos del TND son actitudes aprendidas que reflejan los efectos de las técnicas de refuerzo negativo utilizadas por los padres y otras personas en posición de autoridad. Al utilizar los refuerzos negativos se incrementa la frecuencia e intensidad de los comportamientos desafiantes en el niño, ya que logra la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción deseados.
Patrones
1. Con frecuencia se encoleriza o incurre en pataletas.
2. Con frecuencia discute con los adultos.
3. Con frecuencia desafía activamente o se niega a cumplir las reglas o instrucciones de los adultos.
4. Con frecuencia molesta deliberadamente a otras personas.
5. Con frecuencia culpa a los demás de sus errores.
6. Con frecuencia es susceptible o fácilmente molestado por otros.
7. Con frecuencia está enfadado o resentido.
8. Con frecuencia es rencoroso o vengativo.
Consejos para educar niños con TND
1.Disciplina con amor: la rebeldía proviene de no disciplinar de forma consistente al pequeño. Quiere decir que en algunas situaciones se castiga y en otras no. Se deben establecer reglas claras y si no las cumple, tendrás que aplicar un castigo de acuerdo a su edad.
2. No ría de sus maldades: El mensaje que se da es que está bien y volverá a repetirlo.
3. No permita faltas de respeto: El niño que no sabe tratar a los más cercanos, tampoco lo hará con los de afuera. El respeto se aprende en casa.
4. No tolere que le grite: Usted debe representar la autoridad. Si desde pequeño su hijo le grita y hasta te levanta la mano, lo hará toda la vida si no se le corrige de inmediato.
5. Muéstrele amor incondicional: ¿Cómo? Con disciplina positiva, abrazos, cariños y tiempo de calidad. Su amor no se limita a comprarle su juguete preferido, llevarle a comer un helado, asistir a las reuniones de la escuela o besarlo al llegar a casa luego de la oficina sino que todo niño requiere que su mamá o papá le escuchen o salgan a jugar al patio con él.
6. No haga comparaciones: Los niños requieren saber que son únicos, especiales y amados por quienes son. Al comparar a su hijo le hace sentir inferior e incluso llegan a sentir resentimiento u odio lo que lleva a la rebeldía.
Fuente: Serpadres, tdahytu