El “George Floyd” giganteño

Justicia
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Osman Javier Motta, por un altercado, terminó siendo víctima, sin ninguna piedad, de un posible ‘falso positivo’ judicial, a pesar de estar en estado de indefensión y sin oponer resistencia.

Por Néstor Pérez Gasca

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Un hecho inédito ocurrió en Gigante la mañana ‘acalorada’ del pasado viernes 26 de junio de este año. El mismo municipio donde hace más de 235 años se sembró una ceiba que ahora se pavonea resplandeciente en el parque principal de este pueblo de estirpe liberal. Según el reconocido historiador Humberto Montealegre Sánchez: “la Ceiba de El Gigante, es un fiel documento y monumento que simboliza la independencia republicana. La Ceiba hoy por hoy, se ha convertido en un objeto cultural histórico como signo y símbolo, en tanto significa la igualdad e independencia de las naciones y simboliza la libertad del hombre y de los pueblos de la tiranía colonial.”

A pesar de que este insigne árbol representa la libertad en nuestra nación, ese día de manera ruin y abyecta, fui testigo del arbitrario e “ilegal” procedimiento por parte de dos patrulleros de la Policía Nacional de los colombianos, contra el reconocido empresario del agro Osman Javier Motta, quien, por un altercado, terminó siendo víctima sin ninguna piedad de un posible ‘falso positivo’ judicial, a pesar de estar en estado de indefensión y sin oponer resistencia. En un video se logra evidenciar cómo el servidor público con odio visceral, saluda al ciudadano con un par de “trompadas” y luego otros tantos golpes que dejan atónito al señor Motta, y como si fuera poco, de manera ilegítima lo sometió con una pistola eléctrica por la espalda a “mansalva” y suplicando: “¡déjenme en Paz!”.

Aunque no quiero generalizar, reconozco que algunos de los miembros desarrollan su ejercicio policial de manera poco profesional...

Lo más denigrante del asunto es escuchar los gritos de dolor y angustia del abatido giganteño, causados por parte de operador del “taser”, quien con “alevosía”, “sevicia” y de manera sistemática le aplica tres descargas, a pesar de estar obnubilado, indefenso y humillado, lo increíble y macondiano es que la víctima terminó detenida y denunciada ante la Fiscalía General de la Nación, por un supuesto delito que al parecer nunca cometió.

Aunque no quiero generalizar, reconozco que algunos de los miembros desarrollan su ejercicio policial de manera poco profesional, no deben olvidar que según nuestra Carta Magna  el Artículo 218 es totalmente diáfano en manifestar que: “ La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”, Es decir no fue creado para perseguidor ciudadanos de bien, sino bandidos.

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