“Mi corazón no sabe ni de venenos ni de rencores”

“Creo que es un departamento (Huila), en muchos aspectos muy mezquino”, dice Winston Morales. Critica fuertemente a la Universidad Surcolombiana y a la familia González Villa, a quienes tilda de corruptos. Próximamente viaja a Polonia.

Winston Morales Chavarro no es bendecido ni afortunado, como cualquier mujer despojada de honra y buen nombre. No. Está hecho de trabajo, esfuerzo, lecturas, y sobre todo, de un alto nivel comunicativo.
Morales Chavarro a veces aburre a quienes lo envidian-sobre todo en el Huila-; cuando uno lo ve de día parece que estuviera trasnochado, y cuando se atisba de noche, se simula con sueño, pero se engañan, él ama la noche, como tantos poetas; admira la belleza femenina y vive enamorado de una tal ‘Dulce Aniquirona’, que solo se le aparece en sueños.
Es de Neiva, pero en la actualidad reside en Cartagena, pues de esta ciudad, al igual que el poeta Rivera “lo barrieron”, no de un sotanazo, sino por la politiquería: pidieron ‘su cabeza’ cuando ostentaba un importante cargo en la Universidad Surcolombiana.
Así las cosas, cogió maletas y se fue a la Amurallada, donde es profesor de tiempo completo en la Universidad de Cartagena.
Su poesía ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, alemán, chino, Rumano, francés y… polaco, tierra que ahora ‘se disputa’ con Colombia su nacionalidad.
Ha escrito 13 libros. Ha recibido reconocimientos fuera y dentro del país. Su nombre se ha mencionado en los diarios más importantes de Colombia. Su más reciente participación fue en el Hay Festival de Cartagena y en el Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard.
En Polonia lo aplaudieron hace algunos meses y en mayo tiene previsto volver a visitarlos. “Sólo así puedo acercarme / Sólo así sé que existo / Y que el camino no es camino / Sino va cargado de palabras y de voces”, dice Aniquirona.


49686390 1994153150699166 2375582901459746816 n¿Por qué creer en la poesía en un mundo donde pareciera que eso no es lo importante?
Uno como poeta cree porque no hay otra opción de vida. La poesía, contrario a lo que pasa con el Derecho o Ingeniería, no es una profesión, es un sino. Entonces si yo dejo de creer en la poesía sería como dejar de existir. A mí me pregunta ‘¿qué es lo que hace un poeta?’ y yo les digo: es la ‘mirada’, que es la capacidad de ver lo invisible, la capacidad de tocar lo intangible. Yo no podría dejar de creer en ella. Quizá mi papá, un tío o una persona de a pie, puede dejar de creer en ella porque no la ve como algo imprescindible.

¿Cuándo usted descubrió que era su sino?
Yo creo que cuando tuve 8 o 9 años, cuando tuve contacto con un texto literario, una profesora de tercero o cuarto de primaria en la escuela- mi mamá me cuenta, porque yo no lo sabía-, que ella le dijo que yo tenía mucho talento para la literatura o para el español. Yo creo que fue a partir de ese primer texto literario que me sedujeron las palabras, el ritmo. A lo mejor yo no sabía ni qué era poesía, pero era el sonido de las palabras.
Después empecé a leer cómic y me enfrenté a las grandes aventuras Emilio Salgari, Julio Verne, Alejandro Dumas, Robert Estivenson. De ahí quedé hechizado, hasta cuando llegó el momento y me pregunté si yo sería capaz de escribir, y empecé a hacerlo, seguramente con todas las deficiencias del mundo, pero desde esa época he estado muy vinculado. Fue algo que se fue manifestando desde muy temprana edad.

winston

Pero estudió periodismo… ¿Por qué no estudió una carrera afín a la literatura? 

No. Lo que pasa es que yo tenía un temor por la universidad pública. Yo siempre admiré la lucha estudiantil, porque mi mamá toda la vida fue profesora y salvaguardaba estudiantes de la Surcolombiana en Santa Inés, pero había cierto perjuicio hacia la Universidad Surcolombiana. 

Cuando yo termino en 1989, había la posibilidad de estudiar Literatura no estaba tan incrustada en mi perspectiva de futuro, sino que yo sentía una pasión muy grande por la radio, entonces lo primero que se me ocurrió fue estudiar Comunicación Social. Es que en ese tiempo yo cantaba rock, tenía un grupo que se llamó Ciegos y Vampiros, de modo que lo que quería era vincularme a la radio. Entonces me fui a estudiar Comunicación a la Jorge Tadeo Lozano en Bogotá.

Pero, ¿Cuándo llega la literatura?

La literatura se manifestó en 1995 de manera fuerte, y fue entonces cuando la empecé a hacer pública, porque antes la hacía de manera privada, sólo para mí, no le escribía nada a las personas.

Pareciera que su vida real está guiada por los sueños, ¿hasta qué punto eso es cierto?
Bueno, yo no sabría si mi vida real. Muchas veces me he preguntado si esto no es un sueño. Si esto no es una visión onírica y si realmente yo soy yo, más bien cuando estoy durmiendo, y entro en ese plano de lo aparentemente onírico. Quizá lo real solo sea ese plano, y esto sólo sea un reflejo. Muchas veces he llegado a pensar eso.
Cuando me preguntan sobre Aniquirona, no es un personaje onírico. A pesar de que haya llegado a mí a través de lo onírico. Es un personaje que existe, yo creo en ella, yo creo en Shuaima, en Alexander de Bruco, creo en los frutos que se llaman Obellones. Desafortunadamente a los hombres modernos que estamos determinados por el sistema mundo nos toca tener un pie sobre este plano físico.

¿Lo persiguen añoranzas…de vidas pasadas?
Yo sueño, no tanto como antes, pero sigo teniendo revelaciones oníricas. Por ejemplo, he soñado con palabras que en la vida no he escuchado, y que mirando en el diccionario me doy cuenta de que existen. La última palabra con la que soñé es la palabra svidra. Es una palabra que está incluida en el diccionario teosófico de Madame Vlavastki; es una palabra vikinga que y significa “un lugar del cielo”. Son cosas que a uno lo estremecen y lo sorprenden porque yo soy totalmente consciente que en la vida, jamás había escuchado esa palabra. Yo creo que definitivamente los sueños comunican y son revelaciones.

Por que son corruptos y perversos. Yo creo que, entre Cielo y Carlos Julio, no se sabe cuál es el más perverso.

De esos sueños, ¿cuál es el que más lo ha impactado?

Hace poco soñé con un libro muy bien editado, pero no alcanzo a recordar el nombre. Es probable que se dé, como cuando soñé con Aniquirona. En el sueño me dicen que hay algo que me pertenece, voy a la otra habitación y sobre la cama voy y me encuentro con un libro azul que se llama ‘La dulce Aniquirona’. Ese es el sueño más revelador de todos. A mi editor la palabra dulce no le gustó, y el libro se publicó solamente como Aniquirona. En el 2015 Comunicadores UDC decide publicar el libro en Amazon y para resarcirme de esa falla, decido que el libro sea azul y que se llame realmente como se soñó: La dulce Aniquirona.

De acuerdo con esta vida paralela que usted lleva, ¿para usted qué es la felicidad?
Yo creo que es la libertad de espíritu, una libertad de conciencia. Aunque ese asunto de la conciencia es bastante complejo, porque hay gente que no la tiene. El sicario no creo que se cuestione sobre el hecho de asesinar. Como el corrupto no creo que se cuestione sobre el hecho de corromper o de robar; o como el periodista lagarto se haga un golpe de pecho y se confronte así mismo por haber vivido 30 o 20 años de la vida lagarteando. Yo tengo la conciencia tranquila, jamás he chantajeado, nunca he abusado del poder pedagógico, entonces yo creo que la felicidad está ligada con la tranquilidad de conciencia.
Yo nunca estoy pendiente del dinero, en el sentido de que viva desesperado por buscarlo, yo creo es que eso define mucho la felicidad en la existencia de ciertas personas. Para quienes sí es importante. Para mí no. Para mí lo importante es estar tranquilo. 

En el plano de los sueños, ¿en qué lugar está la muerte?
La muerte es una puerta, de hecho en mi novela (Dios quiso poner una sonrisa sobre su rostro) y en Memorias de Alexander de Bruco, digo que la muerte es una puerta y el tiempo una ventana, si se va tu hijo, tu mujer, tu hermano o tu madre pues hay un factor que es inseparable que es el dolor, pero hay una conciencia de saber que esa persona pasa a otro plano en donde el espíritu no muere, puede que la materia se descomponga pero el espíritu sigue vivo, seguramente, presto a ocupar otro cuerpo.

Fue invitado al Hay Festival, esta invitación ¿qué le significa en su vida artística?
Si hubiese sucedido hace siete años, hubiese sido mucho más impactante que ahora. Afortunadamente en los últimos años han ocurrido una serie de situaciones y de sucesos que ya me hacen ver el Hay Festival como algo más…claro, me sorprendí, pero no es la sorpresa que pudo haberse llevado el Winston del año 2008 o 2010. Lo recibo como un fruto de la cosecha que se ha sembrado.

A usted lo han invitado a Taiwan, Estados Unidos, España, México, Alemania, lo invitan a leer sus poemas, la atención es tal que en Polonia lo candidatizan para el Nobel, ¿Qué percepción le merece esto?
Yo creo que no lo determino yo, sino el tiempo y la obra. Yo confío en lo que he escrito, más incluso que en el premio Internacional de la Universidad de La Sabana, yo confío en la zaga de Aniquirona, Shuaima, Alexander de Bruco, porque creo que es un trabajo muy particular. Muy diferente a todo lo que se ha escrito, no solamente en Colombia, sino en América Latina y me atrevería a decir que en el mundo. Así como Gabo pensó en Macondo, y en todo el mundo de los Aureliano Buendía, que fue algo que sin lugar a dudas impactó; yo creo, a pesar de que la gente diga de que fue algo premeditado, yo creo que ese mundo le va a decir cosas a la gente. No lo digo yo, espero que el tiempo y la misma obra lo diga.
Lo de Polonia, fue un comentario que hizo una poeta polaca cuando leyó la traducción de Aniquirona al polaco y dijo: este libro merece el Nobel, entonces eso lo recogió un periódico y lo publicó. Pero yo dejo que el tiempo decante eso. Yo no le hago mucha propaganda a eso, salvo entre los amigos, porque me parece a lo mejor, que es todavía un poco exagerado.

Bueno… ¿Habrá más novelas?

Tengo una novela, bueno, realmente son dos. Una la disfruté mucho escribiéndola. La he enviado a algunos concursos, pero todavía no ha pasado nada. Tengo tres libros de poesía inéditos. La verdad ahora soy un escritor lento, no me preocupo por escribir…

¿A qué horas escribe?
Yo leo. Pero no me afano por escribir, no tengo la disciplina. Antes la tenía, pero ahora, espero la imagen que persevera, que empieza a manifestarse y me siento y escribo. Yo ya tengo 13 libros publicados, de modo que no tengo afán de seguir escribiendo sino cuando las cosas se decanten por ellas mismas. No como algo racional, nunca me ha gustado forzar la escritura.

¿Cómo ve la literatura en el Huila?
Hay gente que se está desperdiciando por no salir de aquí, ahora, hay gente que nunca salieron. Pero me parece que Neiva es una ciudad y el Huila es un departamento que le da mucho la espalda a sus creadores. Que como que la gente no cree en lo que aquí se hace. Acá hay gente muy talentosa, por ejemplo, Jader Rivera, pero siento que se están desperdiciando justamente por eso. Murió Guillermo Martínez González y no pasó nada. La Universidad Surcolombiana no ha publicado una línea de Guillermo Martínez, Jader Rivera, Esmir Garcés, ni Betuel Bonilla, siendo egresados-tres de ellos- de la Usco. La Universidad Surcolombiana, siendo el centro de academia, es la primera en darle la espalda a sus creadores, a sus intelectuales. No hay un sello editorial serio en la Surcolombiana que diga: vamos a recuperar la obra de Gustavo Andrade Rivera, de Humberto Tafur Charry; vamos a hacer una antología de lo mejor de Rivera. La Surcolombiana es una universidad que yo lamento profundamente, por eso sigue saliendo en los peores puestos a nivel nacional.
El programa de Comunicación Social, por ejemplo, uno nunca lo ve en el ranking. El programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena acaba de ocupar unos espacios muy privilegiados. Uno ve eso, creo que la región se mueve mucho y uno ve eso: la opitofagia, el hombre que le mete zancadillas al otro que va saliendo adelante creo que es un departamento (Huila), en muchos aspectos muy mezquino.

Tengo una percepción de usted y es que lo veo como rebelde en algunos asuntos, a estas alturas de la vida ¿qué lo molesta?
Me molesta mucho el manoseo como ser humano, eso me molesta profundamente. La injusticia, la inconciencia, la aceptación de muchísimos problemas que aquejan a este país. Soy rebelde, pero ahora no me manifiesto por escrito sino que las asumo: dejo de saludar gente porque ya no me interesa, o simplemente me doy el valor de lo que me merezco frente a lo que te estoy diciendo del manoseo.

¿Usted es amigo de los políticos del Huila?
No. Los políticos del Huila son profesionales en el manoseo. Manosean mientras tu les sirves, mientras tienen interés. “Ya te llamo”, “Ya te escribo”; o me tomo la foto mientras sea importante hacerlo.

Usted los eliminó de las redes sociales…
Yo los eliminé a todos. Únicamente tengo a José Eustasio Rivera, pero de resto a todos los demás los he eliminado, justamente por eso.

Pero le envían invitación…
Sí, Orlando Parga me invitó a la Feria del Libro de la Uniminuto, y apenas supe que contaba con el apoyo de la Gobernación del Huila, le dije que no. Decliné. Porque no quiero nada que deberle, ni siquiera un pasaje aéreo a los González Villa. Puede sonar soberbio, y mucha gente se puede molestar, pero es mi punto de vista.

¿Y por qué no se la lleva bien con los González Villa?
Por que son corruptos y perversos. Yo creo que, entre Cielo y Carlos Julio, no se sabe cuál es el más perverso.

Pero hace años no los quiere…
Hace años me persiguieron. Yo fui perseguido en el Departamento, políticamente hablando. Trabajaba con Cultura Municipal cuando llegó Héctor Javier Osorio y fui una de las víctimas del Gobierno de Héctor Javier. En la Universidad Surcolombiana fue igual: Eduardo Pastrana era una persona que pedía la cabeza mía todo el tiempo, se la pedía a Ricardo Mosquera Mesa, y por eso fue que salí del Huila.

Y si en un sueño con La Dulce Aniquirona le pidiera que perdonara a los González Villa…
Ja ja ja... Le llevaría la contraria. Y si me propusieran que trabajara en la Surcolombiana, no me veo allí, me parece que el ambiente es absolutamente mezquino.

¿O sea que usted es un hombre de odios?
No, no, no. Yo no soy de odios, soy un hombre que se da valor: yo no odio ni a los González Villa, ni a Eduardo Pastrana. Simplemente los cito porque me parece que esas son las dinámicas en las que se mueve la gente. Afortunadamente mi corazón no sabe ni de venenos ni de rencores.

¿A qué político quiere?
¿Del Huila?

Cualquiera…
Admiro mucho a Gustavo Petro. Tengo amigos que son absolutamente uribistas y me recriminan eso, pero yo admiro a Gustavo Petro; a Navarro Wolf, a Claudia López; A Iván Cepeda y Robledo, aunque me parece prepotente.

Le caen mal los prepotentes…
Sí, me parece que la prepotencia es un camino que no conduce a ningún lado. Porque me parece que la sencillez es el valor fundamental en un hombre.

¿Y de acá del Huila se salva algún político?

Bueno, Rodrigo Lara me perece que ha hecho bien su trabajo, así tenga muchos detractores. Aunque dicen que está mal rodeado, que ha dado mermelada, pero me parece que es un hombre que busca el bien común, que ha trabajado por la ciudad, eso se ve y se nota.

 

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